LAS SOMBRAS

Las sombras que hay a tu alrededor tan solo son un reflejo de las sombras que hay en tu interior, porque eres el Todo experimentando la individualidad y como un todo te proyectas en el Todo que te rodea. Como un gran prisma eres, como una pirámide de cristal que irisa, proyectando todos los colores con la luz proveniente del Sol, del gran Sol. Y tu sol, tu gran Sol en la Tierra, es tu esencia divina. Te olvidas con frecuencia de dónde provienes, o sencillamente, no lo recuerdas. Provienes de la Fuente divina, del gran Sol resplandeciente, del origen que crea resplandor y proyecta el Todo. El Todo que puedes ver y el que no, aquello que puedes sentir y lo que aún no has experimentado, lo que alcanzas a comprender y lo que no, aquello que ni siquiera imaginas.

 

Es inimaginable para vosotros, seres de la Tierra, quiénes sois en realidad, porque para ello necesitáis experimentarlo. Aquí, a la Tierra, vinisteis a experimentar una parcela de vuestra realidad, la que experimentáis de forma individual, que ni siquiera es igual que la del hermano con el que mejor te llevas por vuestra afinidad. Sois más, mucho más de lo que podéis llegar a imaginar, y de igual manera, existe mucho más, mucho más allá de lo que podéis ser capaces de entender en vuestra realidad material. Os olvidáis con frecuencia de que sois mucho más, pues eres también lo que no se presencia, es decir, lo que no se percibe de forma material pero sí se siente, es decir, sois energía y a vuestro alrededor otras energías coexisten junto a las vuestras y algunas se entremezclan. Acostumbráos a sentir, a ver de otro modo, a percibir con la otra mente, con el corazón vivificado, ensalzado, conectado a la Fuente.

 

Eres, sois, dualidad, luz y Oscuridad sobre la Tierra. Autoexperimentando vuestra Verdad desde diferentes planos o perspectivas. Sois energías experimentando la materia. Sí, eres Luz y eres Oscuridad, una hermosa dualidad que debéis aceptar si queréis evolucionar. Esta verdad y otra verdad crucial, que sois los demás, pues se os olvida siempre, siempre. 

 

Acepta tus sombras, comienza por ellas, por entenderte más, mejor, por comprenderte desde otro prisma y aceptar que prisma eres. Multidimensionalidad eres, abre aún más tu mente y acepta lo que eres, quien eres. Apréndete a observarte desde esta otra perspectiva para que puedas perdonarte al comprenderte, y desde este ejercicio en primer lugar, puedas abrir tu corazón aún más, activarlo y hacerlo resonar con el Amor, para que puedas de igual manera, comprender y amar a los demás.  Todos sois hermanos en la Tierra, como hermanos, una única energía en verdad, subdividida.

 

Atrévete a autoexperimentarte aún más, pues tus sombras son la oscuridad que necesitas, al igual que la de las demás, por mucho que te duelan o te resistas a esta verdad. Tú eres sombra también, ¿por qué te cuesta tanto entender y perdonar la del otro? Por ello tenéis que experimentar las sombras, para aprender y ablandar vuestro corazón humano, para que este se pueda expresar y abrir a la verdad que tanto juzgáis una y otra vez.

 

Vuestro dolor no os permite perdonar, pero si miráis con los ojos del Amor, no os costará, porque comprenderéis que nadie es bueno o malo en verdad, que sois una unidad que decidísteis voluntariamente experimentar de forma separada y así con vuestra individualidad, crecer más a través de la experimentación causada para con uno mismo y los demás.

 

Sois centuriones de la Verdad, sois todos magníficos, sois proyecciones con diferentes grados de Sol, de Luz. Sois la Luz en expansión que se autoexperimenta en diferentes formas y de diferentes maneras. Entonces, ¿cómo rechazar tus sombras?, ¿las del otro al que no entiendes? Tan sólo es ignorancia en verdad, y es natural que así suceda, pues estás aprendiendo. No te culpes más. Ábrete a perdonar, a perdonarte a ti en primer lugar, así te resultará más fácil, sencillo, perdonar a los demás. ¡Cuánta sabiduría cuando consigas esto! ¡Cuánta Paz!; experiméntala, es el anhelo de tu alma, de tu verdadero Ser. Él, Tú, aspiras a la Verdad, a la Paz, al Amor, a la Alegría, a la pasión por una vida mejor, entonces, ¿qué haces dañándote a ti mismo?, ¿cediendo tu poder? Abre tu corazón aún más y comprende que las sombras están ahí para mostrarte el camino, para devolverte a casa, al verdadero hogar, están ahí para hacerte más fuerte, para que sigas creyendo en ti a pesar de todo, para que veas tu propia Luz, para que seas foco, faro de Luz en medio de tus tinieblas o las que puedas encontrar a tu alrededor. Traspásalas convencido de que no te dañarán más, pues no les darás el poder. Serás la Luz que las ilumine, las transforme o las aleje definitivamente. Éstas podrían volver, para reenseñarte si flaqueas en tu fe para contigo mismo o la Vida. Sigue creyendo, confiando en ti, en la Vida, en el Amor. Eres libre de elegir, ¿en qué vas a enfocarte?, ¿de qué manera vas a proyectarte? Decide ver más allá cuando te mires a ti o a los demás, sólo así hallarás más Paz, la que tanto te mereces.

 

Recuerda,  recordad, vinísteis a experimentar voluntariamente a esta realidad; toma tu responsabilidad y crea junto a la Vida, las proyecciones del prisma que tú elijas, enfócate en ellas e irisa, irísate y sé Paz. Acostúmbrate a tomar tu responsabilidad y ver más allá, para obtener fuerzas y avanzar.

 

No estáis solos en la Tierra.

 

Arcángel Miguel.

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